30 septiembre 2020
Cada vez estamos más concienciados sobre el efecto de la contaminación en el cambio climático. También sabemos que nuestra movilidad depende en gran medida de los combustibles fósiles y que estos emiten a la atmósfera muchas sustancias nocivas.
¿Qué podemos hacer para reducir este impacto medioambiental? Podemos empezar por modificar algunos hábitos en nuestra forma de conducir. Está demostrado que una conducción más eficiente y ecológica consigue que ahorremos combustible y que limitemos las emisiones contaminantes.
TNU (Tratamiento Neumáticos Usados) nos da diez consejos para avanzar hacia la conducción ecológica o «eco-conducción».
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Conduce de forma tranquila, sin frenazos ni acelerones y adecuando la velocidad a los límites señalados o al tráfico existente.
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Revisa periódicamente la presión de los neumáticos. Llevar una presión incorrecta, además de ser peligroso, aumenta el consumo de combustible hasta un 10% y acorta la vida útil de los neumáticos. Una presión correcta aumenta el kilometraje que podemos hacer hasta un 3,3%.
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Vigila el estado de las válvulas y los tapones de los neumáticos. Llevarlos en buen estado garantiza la estanqueidad y que la presión sea correcta. Se alarga la vida útil de las ruedas y se consume menos combustible.
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Utiliza bien las marchas del vehículo. Circula con las marchas más largas y con pocas revoluciones porque así se consume menos combustible. Recuerda: la primera solo es para arrancar el coche, por lo que úsala lo menos posible.
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Si vas por ciudad y a una velocidad baja, para refrescar el coche es recomendable bajar las ventanillas. En cambio, si circulas por una carretera, es mejor utilizar el aire acondicionado y llevar las ventanas subidas: la resistencia al aire será menor y usaremos menos combustible.
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El correcto equilibrado de los neumáticos y de su dirección mejora la seguridad en la conducción y también prolonga su vida útil.
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En las vías con el asfalto deteriorado, mejor ir con una velocidad moderada para prevenir golpes daños en los neumáticos.
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Llevar el el vehículo con mucho peso provoca un mayor deterioro de los neumáticos, además de aumentar el consumo de combustible.
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Evita golpear los neumáticos contra bordillos, pivotes, piedras, baches u objetos puntiagudos.
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Si intercambias los neumáticos entre los 10.000 y 15.000 kilómetros, incrementas su vida útil. También aumenta nuestra seguridad y reduce las emisiones.